La liposucción sirve para moldear las zonas por debajo del mentón, el cuello, los pómulos, la parte superior de los brazos, los senos, el abdomen, los glúteos, las caderas, los muslos, las rodillas, las pantorrillas y los tobillos.

Antes de ser sometido a la liposucción, es importante valorar el peso, talla e índice de masa corporal del paciente, así como la calidad y el grado de flacidez de la piel de las áreas a tratar.

La liposucción se realiza moldeando las diferentes áreas a tratar con cánulas de liposucción (tubo terminal o extremo de las jeringas, en el que se coloca la aguja), las cuáles varían en longitud y diámetro, dependiendo del área, y están conectadas a un dispositivo que realiza la succión, el cual puede ser por motor, láser, o VASER.

El procedimiento de liposucción también puede ir asistido por ultrasonidos o láser que ayudan a que previamente se disuelva la grasa para hacer más fácil y menos agresiva su extracción.

Dentro del proceso de recuperación, es necesario que seas paciente, ya que posterior a la cirugía de liposucción hay un proceso inflamatorio agudo que dura en promedio 2 semanas, posteriormente continúa un proceso inflamatorio crónico que se extiende dependiendo de cada paciente, de 2 meses hasta 6 meses.

Posterior a la liposucción, se le coloca al paciente una faja que se usa por un periodo de 6 semanas. Una vez pasado este tiempo verás los resultados finales.

Las complicaciones por liposucción son mínimas siempre y cuando se realice una valoración pre-operatoria adecuada. Existe un porcentaje muy bajo que muestra casos de embolismo graso (obstrucción de un vaso arterial) y trombosis venosa (aumento de coágulos de sangre), principalmente en pacientes fumadores.